Yo, ciudadano
Gustavo Martínez Castellanos
La brutal violencia que nos aqueja ha vuelto no sólo inseguro sino altamente peligroso a Acapulco.
La autoridad municipal, en manos de la morenista y ex perredista Abelina López Rodríguez, no hace nada por abatirla. He aquí el porqué.
Su secretaría de seguridad, a través de la policía preventiva, la policía de tránsito y la policía turística, parece estar solo en funciones para extorsionar al ciudadano común pues ni previenen el delito ni auxilian a la ciudadanía, pero constantemente realizan detenciones, como oportunamente se ha documentado e informado, para despojar de sus pertenencias tanto a transeúntes como de su dinero a conductores.
Esta forma de concebir la seguridad de una ciudad como Acapulco es altamente rentable para los burócratas que la gobiernan y para el partido, MORENA, al que pertenecen.
La lectura a través de la cual es posible detectar esa rentabilidad se basa en un modo de operar un tanto burdo, pero sutilmente eficaz.
Lo primero que debemos observar es que resulta imposible que las policías municipales no conozcan a los habitantes de sus demarcaciones, colonias y barrios.
Los ven pasar a diario, conocen sus vehículos y saben que algunos de ellos no portan placas y casi todos usan vidrios polarizados.
Tienen comportamientos especiales pues conducen a alta velocidad, por lo regular no respetan el reglamento de tránsito y suelen consumir música a altos volúmenes mientras conducen.
Esto, en cuanto a los conductores de autos. En cuanto a los conductores de motocicletas, los comportamientos son igual de visibles: no portan casco, no portan placa y casi siempre son adolescentes que van acompañados de otro adolescente.
¿Cómo es posible que no detecten estas características y estos comportamientos después de "cubrir" por años una determinada zona?
Un caso concreto es el de los policías de tránsito que se encuentran desde hace años frente al hospital Vicente Guerrero del IMSS, sobre Ruiz Cortines.
Hace una semana, en la puerta principal de ese nosocomio, un trabajador de limpieza del mismo, fue asesinado de 8 disparos.
Y los agentes ahí apostados todo el día no hicieron nada ya no digamos para evitar el crimen, sino, cuando menos, para detener a los responsables.
Sin embargo, ahí mismo, todo el tiempo detienen a ciudadanos comunes con cualquier pretexto y terminan infraccionándolos o extorsionándolos.
Una burda paradoja surge de este fenómeno: las policías en Acapulco están a favor de la delincuencia y en contra del ciudadano que con sus impuestos paga los sueldos de la burocracia local.
Independientemente de esta contrariedad, la forma de trabajar de la secretaría de Seguridad en este puerto turístico obtiene buenos dividendos: por una parte, los "agradecimientos" del crimen organizado y, por otra, las "cuotas" de los agentes bajo su mando por cada extorsión y, además, el dinero por cada multa.
Negocio redondo que ha permitido al gobierno de Abelina recaudar millonarias sumas de dinero que, en el caso de los "agradecimientos" y las "cuotas", jamás ingresan a las arcas públicas y que seguramente van a parar a los bolsillos de muchos funcionarios del gobierno municipal y a las arcas de MORENA que gobierna este estado federativo y esta ciudad turística.
De esa forma la Cuarta transformación ha convertido a México en una enorme mina de oro pues este esquema informal de extracción de dinero se repite en cada entidad y en cada municipio a lo largo y a lo ancho de todo el país en las zonas gobernadas por MORENA.
Mientras tanto, honrados e inocentes acapulqueños y guerrerenses mueren día tras día bajo el criminal esquema de seguridad de estos gobiernos morenistas.
¿Cómo garantizar así la vida de los turistas si todo el gobierno municipal está corrompido?
¿Cómo se atreven estos gobiernos estatal y municipales de MORENA invitar así a los turistas a visitar "La casa del sol"?
¿Cómo es que hemos permitido los acapulqueños y guerrerenses que nos sea arrebatada la seguridad y la confianza en nuestra ciudad turística y en nuestro estado?
Con el discurso de que "los malos son quienes están en la oposición".
Con todo a favor, al menos el gobierno de Abelina, tiene el control de los ingresos de la ciudad y, desgraciadamente también tiene el monopolio de la muerte de los acapulqueños.
La razón de esta aseveración radica en que todos los órganos del gobierno de Abelina están igual de corrompidos que el que, se dice, está encargado de la Seguridad de los acapulqueños y de los turistas que visitan este sangriento destino turístico.
Pero de todo eso hablaremos en otras entregas en este mismo espacio.
Un saludo a la directora de Regulación e Inspección de Reglamentos y Espectáculos, Rosa Gómez Martínez, a quien recientemente me recomendaron hacer una visita.
Nos leemos en la crónica.