*La
defensa de la vida por nacer está ligada a la defensa de cualquier derecho
humano
/Verónica CASTREJÓN ROMÁN
Bradley Smith en The Multi-Dimensional Human Embryo y National Geographic Channel. Tomada de la red. |
Alude a las etapas de formación del ser humano en el seno materno y advierte que la ciencia dice que empezamos a existir desde el momento en que fuimos concebidos y que a las siete semanas nuestro cerebro ya producía ondas propias y teníamos ojos, lengua y labios, mientras que a las diez semanas pudimos parpadear y reaccionar a ruidos.
El prelado agrega enseguida el pensamiento del Papa Francisco que sostiene que el ser humano “es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos en turno”.
Se opone a la interrupción voluntaria del embarazo, aun en caso de violación, en cuyo caso, dice el arzobispo Leopoldo González en su comunicado, “el delito es muy grave y no ha de quedar impune. Parte de la sentencia habrá de ser el cuidado de la mujer y de la criatura”, y añade:
“Si fue otra la ocasión del embarazo, no puede eximirse de responsabilidad a aquel con quien engendró al ser humano que vive en su seno. “El varón es corresponsable en la obligación de dar un acompañamiento afectivo y efectivo a la mujer que ha embarazado y a su hijo”.
Invita también a cuidar la vida de cada mujer y de cada hombre desde el inicio, “cuidemos de su madre: que pueda contar con los cuidados necesarios de salud y de asistencia social para dar a luz al niño que lleva en sus entrañas, acompañada de su esposo y apoyada por sus otros hijos”.
Al final, el
arzobispo advierte que la vida humana tiene un valor inviolable y que desde la
fe, “‘toda violación de la dignidad personal grita venganza delante de Dios y
se configura como una ofensa al Creador del hombre”.