*Es gravísima
la impunidad y los hechos delictivos cotidianos lo demuestran
*Queremos
un México reconciliado, pide
/Verónica
CASTREJÓN ROMÁN
Acapulco; Guerrero, a 03 de septiembre de 2023. El arzobispo de la Diócesis de
Acapulco, Leopoldo González González, urge a las autoridades a mejorar la
estrategia de seguridad, pues “la gravísima impunidad en la que permanece la
inmensa mayoría de los delitos cometidos” y los hechos violentos que se
suscitan día con día, demuestran que es necesario.
En el comunicado que publica periódicamente en su canal de
internet, el prelado detalla que no basta con la presencia de más soldados y
más guardias que “no pueden estar en
todas partes y quien tiene la intención de dañar busca el momento en que
no están”, y la falta de sanciones a quienes delinquen, (porque) “para nada
ayuda a fortalecer en las personas la decisión de no hacer mal”.
En este mes de la patria, los ideales de libertad, justicia e
igualdad “nos siguen interpelando”, enfatiza en su comunicado el arzobispo de
la Diócesis de Acapulco, Leopoldo González quien sostiene que “el México que
todos queremos” es uno que viva reconciliado tanto en sus componente sociales,
como con sus diferentes orientaciones políticas”.
“Un México en el que todos sus habitantes tengan acceso
equitativo a los bienes de la tierra, que promueva la superación y crecimiento
de todos en la justicia y la solidaridad; que crezca en su cultura y
preparación con una mayor conciencia de su dignidad y mejores elementos para su
desarrollo, con educación integral y de calidad para todos”.
El arzobispo, Leopoldo González bendice a las familias de Acapulco |
En su lectura del documento, el sacerdote coloca en la
sociedad toda, la responsabilidad del desarrollo armónico del país, a través
del fortalecimiento de valores familiares que contribuyan a superar la
violencia dejando de lado el odio, la venganza y la ambición para “evitar dañar
su propia dignidad humana”.
Ya que al fundamentar, dice, “la auténtica libertad humana en
la verdad y en el amor, no solo las familias, sino las estructuras sociales
serán espacios transformadores ante los males que nos aquejan”, y desde el
actuar cotidiano, con la asimilación de esos valores, agrega, “nos convertimos
en artesanos de paz: Nadie
tiene por qué temer un mal de nosotros. Educar en esos valores y ayudar a que
se conviertan en modos de actuar, es responsabilidad de todos”, advierte.